La pérdida de un compañero, la muerte de un personaje en una partida de rol siempre trae debate a las mesas de juego. Aunque hay mucho escrito intentaré dar mi humilde opinión.
Después de leer interesantes artículos sobre la muerte dentro de los juegos de rol, puedo recomendaros sin duda alguna que le echéis un vistazo a los interesantes artículos de Entredados y LaFrikoteca donde se debate acerca del nivel de amenaza que deben tener los jugadores.
Potenciar la mortalidad es útil a mi entender en solo algunas ambientaciones, hablamos de las muertes fuera de combate (incluso dentro de combate en excepcionales ocasiones). Creo que las buenas historias se basan en la profundidad de los protagonistas y el ver cómo crecen y evolucionan tras las experiencias pasadas. Claro que el nivel de miedo debe ser acorde al mundo donde se lleve a cabo el argumento.
Si hay demasiada facilidad para morir, sea por dados, sea por exceso de combate, creo que la fuerza del guion se va diluyendo ya que la motivación para llevar a cabo la empresa decae proporcionalmente a los personajes que van quedando en el camino. Así, que puedo afirmar que me considero un narrador que primo por encima de todo la historia, y que suelo ser de los que aunque un par de tiradas fallidas no te llevarán a la muerte, si que generarán consecuencias a medio o largo plazo. El exceso de combates por otra parte lo único que provoca es la pérdida de importancia de las vidas de los personajes, porque tarde o temprano, ya sea un troll de piedra, ya sea una colonia de arañas, caerán. Lógicamente hay que valorar el rato y el tipo de partida que quieres jugar aunque si sois más de combatir que de generar grandes relatos, es preferible que probéis juegos de mesa tácticos (solo como consejo).
Este articulo va dedicado a la cercana ausencia entre nosotros de Kartofen “Kart” Velarte el Hombre del Valle, o como era conocido en Ciudad de Lago , “el mago”, “el registrador”, “el charlatan” o también conocido por sus compañeros como “el bocas”, “el raro”, “el negociador”… y voy a decir más, también conocido por su maestro del saber (es decir el que escribe) como “Futura Arma de la Sombra”… Una muerte heroica, una muerte sincera, una muerte donde literalmente lo diste todo para que tu compañeros de la Compañía Audaz salieran vivos de aquel infierno… por ti compañero… tu ficha pasara a la carpeta de victimas. Adiós Velarte.
¿Vuestras partidas están cargadas de muertes? ¿Os aburre que no muera nadie? ¿Cómo os gusta el nivel de dificultad en vuestras partidas? Escribid vuestra opinión sobre la muerte en los juegos de rol. Os lo agradezco de antemano.
Todos lloraran la muerte de Velarte…yo el primero.
La muerte en las partidas es algo que todo jugador tiene asumido de antemano, la cuestión es saber evitarla. Personalmente me gusta que los personajes crezcan y desarrollen sus trasfondos y personalidades, dándole a la partida mayor profundidad. A medida que pasan los años intento evitar combates inútiles en mis partidas, pero cuando los hay me gustan que sean lo más realistas posibles. Lógicamente hay situaciones en las que si un personaje hace el tonto suele morir (mira, un ejecito de orcos, voy a ver si los mato a todos con mi daga… o, soy un paladín con una armadura completa, voy a cruzar ese puente súper endeble que cruza el precipicio sin quitarme la armadura…). He dirigido campañas que han durado años y en las cuales los personajes han crecido junto a sus jugadores y he jugado campañas con personajes que aun guardo en mi memoria.
Bueno… menos arañas… En realidad Velarte murió por patoso.
Mi nombre es Anduriel, y soy un elfo del bosque negr, me ofrecí abiertamente para subir a aquella pared y hacer el rescate del pobre comerciante capturado por las arañas, pero este hombre se quiso hacer el héroe, trepando paredes y dando saltos mortales para los que no estaba preparado y que al final han sido eso: mortales.
Y es que el que se empeña en que lo maten, pues lo matan.